lunes, 6 de julio de 2009

ALTRUISMO COMPETITIVO


Nos gusta formar parte de un grupo, entregarnos a él y mostrar generosidad con los demás. Nos gusta formar alianzas con otros grupos y también competir con ellos.

¿Es la conciencia social la que nos distingue del resto de seres?


La individualidad es el motor de todo ser humano, pero en ocasiones, ¿porqué realizamos esfuerzos para formar parte de un grupo renunciando a nuestro beneficio individual? Si retrocedemos en la evolución, el ser humano necesitaba formar un grupo para sobrevivir frente a los peligros naturales, depredadores, etc..., toda alianza provenía de las relaciones necesarias con otros grupos para el intercambio de comercio y de información... se trata de hallar el beneficio individual a través del beneficio colectivo.


El altruismo consiste en beneficiar a alguien a costa de uno mismo, algo que no suele pasar porque sí, sino existe vinculación genética o un apego fraternal, como por ejemplo pasa en una familia. Sin embargo, hay otras formas de altruismo que se basan en la reciprocidad, dar algo a cambio de obtener algo en un futuro. Esta forma de altruismo genera un problema, la confianza, y para evitarla evaluamos la situación sabiendo si la persona con la que "intercambiamos" forma parte de un grupo afín al nuestro.


Para conseguir retar a la conciencia individual que tanto se prima en medios y maneras de vida, para obtener una conciencia colectiva, es necesario un cambio en la cultura y ésta puede que esté empezando a suceder...

El factor clave es la reputación de las personas, la cuál está sometida a prueba constantemente. Cuando alguien es generoso o realiza un acto voluntario en beneficio de los demás, siente la necesidad de darlo a conocer, el objetivo es beneficiarse de ser generoso, algo que en psicología social se denomina altruismo competitivo.

Éste tipo de conductas la sociedad las está primando cada día más. Aunque el destino de las mismas sea obtener el beneficio individual y propio, de forma voluntaria o involuntaria, se incide en un entorno que también se beneficia de esas conductas.

Si extrapolamos ese beneficio individual, al beneficio colectivo de una entidad, asociación o grupo, ello genera que las personas integrantes estén extremadamente ligadas a éste grupo y su poder de incidencia sea mayor.


Quizás formar parte de grupos con patrones similares sea una necesidad, pero que dichas "empresas" tengan un objetivo común y que compitan entre ellas por conseguir mayor reputación mientras benefician de forma "altruista" a los que necesitan de su ayuda, puede ser el comienzo de un cambio de paradigma, dejando atrás el modelo improductivo de empresa (en términos sociales) del sistema capitalista actual.