
El número áureo es una de las respuestas, un número sorprendente que se representa por la letra φ (fi) y es aproximadamente 1,61803398874, conocido popularmente como la "Proporción Áurea". Esta proporción fue definida por Euclides hace más de dos mil años a raíz de su papel crucial en la construcción del pentagrama, al cual se le atribuyen propiedades mágicas. Desde entonces la proporción áurea ha hechizado a matemáticos, filósofos, científicos y artistas en el transcurso de la historia.
Este número también se dedujo, 1500 años después de Euclides, por el matemático Fibonacci gracias a su famosa secuencia:
1 + 1 + 2 + 3 + 5 + 8 + 13 + 21 + 34 + 55 + 89 + .....
Para calcularlo se debe partir de cualquier número y sumar el siguiente en orden ascendente, de esa forma se obtendrá una secuencia infinita. El número misterioso saldrá de dividir cada número por el anterior.
El astrofísico Mario Livio, en su libro "The Golden Ratio" expone algunas lindezas sobre esta proporción:
En el hombre también se manifiesta, por ejemplo en la relación que hay entre la altura de un ser humano y la altura de su ombligo, entre la distancia del hombro a los dedos y la distancia del codo a los dedos, entre la altura de la cadera y la altura de la rodilla, entre el diámetro de la boca y el de la nariz, entre el diámetro externo de los ojos y la línea inter-pupilar…
Está comprobado que la mayor cantidad de números phi en el cuerpo y el rostro hace que la mayoría de las personas reconozcan a esos individuos como guapos, bellos y proporcionados.
Es sorprendente encontrarla también en las formas de huracanes, de remolinos, en fósiles, en galaxias que contienen billones de estrellas, en agujeros negros, incluso hay quien se atreve a decir que está conectada con el comportamiento de los mercados de valores.
A pesar de que puede o no tener conexión con numerosas realidades que aún desconocemos, es incuestionable que ahí está. Está en mí, en ti y por lo visto en muchas de las cosas que nos rodean y que ofrecen cierta atracción a nuestros sentidos.
Todo ello, impregna a esta proporción de un misticismo extravagante...
La única conclusión que se me ofrece es que todo está conectado, desde lo más ínfimo a lo más grande... y que no es por casualidad sino que existe algún motivo oculto aún por descubrir... una especie de orden en el caos...