miércoles, 19 de agosto de 2009

APRENDER A OLVIDAR


Nuevo día en el mundo real,
su cabeza se atormenta sin cesar,
su alma no puede correr,
su instinto se arremolina, otra tempestad,
su angustia es querer y no poder.

Quisiera aprender a desliar,
los nudos que le estancan,
quisiera censurar aquello aleccionado,
todas esas ideas de prestado,
que en su sentido se atrancan.

Sin embargo, no puede olvidar,
no sabe olvidar,
nadie le ha enseñado a olvidar...

Su moral la manejan, su fe la tallan,
su suerte es desgraciada,
esposado a su sombra,
espera que una brisa bailonga,
le despoje de esta sociedad arruinada.

El olvido es la riqueza,
pues sus costumbres le aquejan,
lo sabido no le da certeza
y esconderse no es la clave, ni la pieza.
A olvidar a nadie le enseñan.

Sin embargo, pudo olvidar,
aprehendió a olvidar
y nadie le ha enseñado a olvidar...