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martes, 17 de noviembre de 2009

SONREIR ES GRATIS


En el colegio no nos enseñan a ser demasiado hábiles en nuestra vida cotidiana, nos enseñan geografía, matemáticas, biología, etc... pero no inciden demasiado en enseñar a desenvolvernos en nuestro hábitat.


¿Cómo resolvemos nuestros problemas cotidianos?

Probablemente aceptamos las cosas que nos suceden como ajenas a nosotros mismos y en parte es muy cierto, porque no somos capaces de controlarlo todo, pero sí que somos capaces de afrontar los problemas con un cariz u otro y ahí es donde nuestra conducta juega un papel crucial, porque podemos llegar a ser capaces de modificar (en parte) el cómo y el porqué de las cosas que nos suceden.


Cuando nos sentimos felices sonreímos. Pero sin un motivo aparente no nos apetece esbozar una sonrisa. Sin embargo, y cada uno puede tratar de probarlo, si nos obligamos a sonreír durante 10 o 15 segundos forzando una sonrisa en la cara, sin querer acabamos sonriendo, la mente crea una expectativa de risa y al sentirse mejor, finalmente genera una sonrisa natural.

Por ejemplo, en grupos de terapia o escuelas de actores se trabaja en adoptar posturas corporales para experimentar sensaciones. Si nos dejamos llevar, la mente se ocupa de que al cuerpo le invada la sensación que estemos trabajando, porque nuestra postura corporal influye en nuestro estado de ánimo.
Si caminamos con los hombros rectos, el pecho salido y a la vez mantenemos la mirada alta durante un rato, nuestra mente descodificará el lenguaje corporal creando una sensación de poderío, de grandeza. Por el contrario, si adoptamos una postura con los hombros caídos, cabizbajo y con mirada al suelo nuestra mente generará un estado de ánimo triste y alicaído.

Las personas son capaces de influir en parte de su entorno, a todos nos ha pasado que los días en que uno se siente más triste, el día tiende a volverse gris, sin embargo, los días en que alguien se siente pletórico, su día consigue avanzar positivamente. Por ello, es recomendable ejercitar la mente y el cuerpo, mirarse al espejo cada mañana y regalarse a uno mismo una sonrisa, que por forzada que sea, se acabará convirtiendo en una verdadera sonrisa que contribuirá a relajar nuestro estado de ánimo y conseguir afrontar el día de forma más positiva.


Si una persona recibe un estímulo negativo de otra persona, por ejemplo mediante un comentario necio, puede quedar marcado en su cerebro durante mucho tiempo. Por el contrario, un comentario positivo, por bonito que pueda llegar a ser, puede olvidarse con mayor facilidad.
Un estudio realizado entre parejas casadas reflejó que para mantener una relación duradera había que compensar un comentario negativo por cinco comentarios positivos.
Por consiguiente, además de intentar ejercitar el pensamiento positivo, si queremos influir sobre nuestro entorno hemos de ser capaces de fomentar capacidades como la generosidad y la disposición a ser más altruistas. Alabar a los demás tiene unas repercusiones mucho más beneficiosas de lo que pueda parecer, ya que contribuyen a aumentar la felicidad y confianza de las personas de nuestro alrededor.

Algo que parece tan sencillo, no lo es. El narcisista que todos tenemos dentro, echa el freno constantemente a la hora de ensalzar características de los demás. Esto se debe a que en nuestro aprendizaje “semi-burocratizado”, se obvia promover este tipo de conductas y la religión en la que muchos se amparan, no distinguen correctamente del sufrimiento y de la felicidad como método de vida.


Para ejemplificar que proyectar un pensamiento puede incidir sobre nuestro entorno, que mejor que el llamado efecto placebo, aquella sustancia que sin capacidad terapéutica puede obtener resultados curativos sobre una persona.
La esperanza (la expectativa de futuro positiva) suele ser suficientemente fuerte para engañar al cerebro, de forma que éste genere las sustancias adecuadas para curar una enfermedad.
Esperar algo beneficioso sabemos que ayuda, por ello si somos capaces de proyectar expectativas mediante pensamientos y sentimientos positivos probablemente los obtendremos.

Pero ¿porqué si tenemos este mecanismo en el cuerpo, no se activa automáticamente?

Pues porque no hemos fomentado este tipo de conductas.

Se trata de hacer retrospectiva, todo planteamiento tiene que surgir de nosotros mismos y para eso es fundamental saber cómo y porqué nos comportamos de una manera u otra.

Sonreír es gratis.

lunes, 26 de enero de 2009

LA FÁBRICA DEL TIEMPO


El tiempo marca el ritmo de nuestras vidas... pero a pesar de su férrea disciplina no es más que una convención inventada por nosotros mismos...

Hace 5.000 años los babilonios y los egipcios fueron los primeros en medir el tiempo para organizar la actividad agrícola. Se basaron en la observación del firmamento: el ciclo de la luna para inventar los meses, las estaciones para inventar los años y los cinco planetas que conocían, más la Luna y el Sol dieron paso a los siete días de la semana.
La división de los periodos del día según las 12 constelaciones más importantes dieron lugar a las 12 horas de luz y a las 12 horas de oscuridad. Sin embargo, la longitud de estas horas era inexacta, ya que, la duración de los días y de las noches era diferente en invierno y en verano.
No se midió de forma uniforme el tiempo hasta la época medieval en la cual se inventó el reloj mecánico y hasta el siglo XVII que se descubrió la propiedad del péndulo que permitió medir los segundos con equidad.
En consecuencia, el tiempo es calculable en función de quien lo evalúe.
Durante muchos siglos las horas de día (luz solar) en invierno eran más cortas y las horas de noche mucho más largas, sin que mucha gente fuera consciente de ello.

El tiempo, por tanto, tiene un componente psicológico trascendental. El cerebro inconsciente es quien procesa la información del tiempo.
Hay experimentos que indican que la percepción del tiempo es mayor cuando retenemos recuerdos más densos. Los recuerdos más densos se producen cuando se viven situaciones con una carga emocional elevada, como por ejemplo, cuando vivimos un accidente, un robo, un estímulo apasionado, el miedo, el estrés, un gran amor.

Cada cual percibe el tiempo según las vivencias ocurridas, por lo que nuestra noción del tiempo es completamente elástica.
Generalmente, a medida que nos hacemos mayores y vivimos inmersos en la rutina del día a día, los años parecen pasar más rápido, no obstante durante la infancia y adolescencia, en donde todo nos parece nuevo, los días, semanas y meses parecen más extensos.

Nuestro cerebro contiene una fábrica del tiempo particular.
Entonces… ¿cómo fabricar más tiempo?

La repetición acorta nuestro tiempo subjetivo (muchas neuronas no se activan cuando realizamos acciones ya conocidas para ahorrar energía, el inconveniente es que la consciencia interpreta el bajón de actividad haciéndonos creer que la experiencia dura menos tiempo que la primera vez que ocurrió).
Para poder alargar nuestra percepción del tiempo debemos almacenar constantemente recuerdos nuevos mediante actividades menos rutinarias.
ACTIVAR LAS NEURONAS CON NUEVAS EXPERIENCIAS ALARGARÁ LA PERCEPCIÓN DE LA VIDA!!!

jueves, 14 de febrero de 2008

LA REALIDAD ES UNA PERCEPCIÓN.


Experimentamos sensaciones constantemente, percibimos la realidad a través de estímulos captados por nuestros sentidos que el cerebro se encarga de descodificar. Cada persona percibe los estímulos de forma distinta, somos observadores que se han definido a si mismos a través de una concatenación de percepciones pasadas.

Actuamos de forma sistemática e individual: Percibimos, simplificamos, ordenamos y configuramos la percepción con unas ideas preexistentes.
Percibimos fenómenos y nunca seremos capaces de observar el denominado noúmeno (o la cosa en sí según "Kant"), puesto que no estamos diseñados para conseguirlo.

A veces percibimos de una manera especial el presente, normalmente cuando sucede algo fuera de lo común en nuestras vidas. Este hecho se magnifica cuando además esa sensación se comparte con otras personas que están experimentando lo mismo que tú. Aunque se trata de algo subjetivo, esa percepción colectiva se convierte en una realidad única en tu recuerdo.

En homenaje a los integrantes del curso de integración CEC.

"La realidad no es una percepción concreta, lo importante no es lo que piensas, sino como te sientes en el momento que llegas a formar parte de esa realidad y si recuerdas ese momento, podrás percibirlo SIEMPRE."