
Construimos ilusiones… se jactaban.
Pero sin vender y con poco dinero,
ya no son amigos ni de los banqueros.
Los lamentos son para estos tiempos.
Los jocosos poderosos están llegando a su fin,
se acicalarán para que en la calle dispuestos,
los ciudadanitos les podamos escupir.
Crisis, crisis, crisis, es su sollozo,
tras haberse carcajeado con gozo
de los más desdeñados e indoctos
con los que van a compartir ahora el pozo.
Oh promotor, promotor,
que poco temías esta trance
pensabas que algún burro y tontorrón
te volvería a sacar de este lance.
Mal venido seas promotor al mundo real,
donde las ilusiones no son de cemento sino de cristal.